Durante los días comprendidos entre el 12 y 19 de marzo tuvo lugar la celebración del Solemne Septenario Doloroso en honor de las imágenes del Santísimo Cristo del Descendimiento y de María Santísima en su Soledad.
Como es tradicional, los titulares de la Hermandad de la Soledad presidieron el altar efímero instalado ante el altar mayor de la Parroquia de Santa María la Mayor que quedó oculto tras el gran cortinaje de terciopelo azul que sirvió de fondo al aparato artístico del Septenario.
La imagen de la Santísima Virgen de la Soledad aparecía al pie de la Cruz del Cristo del Descendimiento, ambos iluminados por un gran número de candeleros dispuestos a ambos lados. En esta ocasión no se utilizaron candelabros para la iluminación ni tampoco los tradicionales hachones que iluminan al Señor durante el año en su altar.
El relicario de la Beata Rafaela Ybarra, cotitular también de esta Cofradía, aparecía este año dispuesta ante un dosel confeccionado a base de encajes, terciopelo y algunos apliques de madera dorada del paso de Cristo. Todo ello vino a dignificar de alguna manera la presencia de la reliquia en el altar.
La imagen del Señor, que lucía corona de espinas y potencias de oro labradas por el orfebre Gustavo Larios en 2013, fue escoltada por dos jarras exornadas por variedad de flores con tonalidades moradas.
La imagen fue ataviada nuevamente por Diego Campos, actual prioste de la Hermandad.
El conjunto de altar fue completado por diversas jarras y centros exornados principalmente por claveles blancos y flor de cera.
Texto y Fotografía. Víctor M. Mudarra Fuentes.


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