No obstante, fueron muchos los pileños y foráneos los que se acercaron a contemplar de cerca y depositar su beso a la Santísima Virgen de Belén durante toda la semana en la que estuvo expuesta en devoto besamanos.
La priostía mantuvo casi en su totalidad el altar de la Novena a excepción del dosel compuesto por el techo y parte de las caídas del palio de plata que pasaron al interior del camarín, dejando así libre el espacio necesario para el descenso y ascenso de la Señora.
La imagen de la Santísima Virgen de Belén apareció espléndida ataviada a la manera más tradicional de las últimas décadas. Portó por primera vez para el Besamanos el manto de tisú de oro bordado en oro confeccionado por el taller Bordados Rodríguez de Pilas y donado en 2015 por la familia Anguas Ruiz. No lució en esta ocasión toca de sobremanto y sí la saya bordada en oro sobre terciopelo burdeos del taller de Olmo de principios de siglo XX.
Completó su atuendo la corona de plata de ley sobredorada de Jesús Domínguez de 1956, la ráfaga de platos del XVIII, el fajín de Estado Mayor impuesto el pasado mes de octubre gracias a la donación del Coronel Jefe D. Manuel del Pozo, así como diversas joyas y donaciones.
La Virgen estrenó para la ocasión nuevo tocado y nuevo juego de puños confeccionados con encajes valencie del siglo XIX, donado todo ello por su vestidor, Pedro Luiz Bazán. También, un rosario de plata que portó en su mano derecha, donación de un devoto.
Por su parte, la imagen del Niño lució traje a juego con el de la Madre confeccionado en terciopelo burdeos con bordados en oro realizado en 1993 por el taller de la Hermandad y la corona de plata de Jesús Domínguez.
El conjunto siguió iluminado por numerosos candeleros colocados en el altar y dispuestos en forma de cascada, situándose a cada lado de la imagen dos candeleros. En cuanto al exorno floral pudimos apreciar el mismo que durante la Novena, formado por jarras y centros de margaritas y claveles blancos.
Escoltando a la Señora aparecían dos de los ángeles guardianes que suelen acompañar a la Santísima Virgen en su camarín. Éstos portaban el cetro de reina y la vara de alcaldesa perpetua de la Señora.
Texto. Víctor M. Mudarra Fuentes.
Fotografías. Juan Valladares Bernal.

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